Sociedad y Salud III: La teoría de sistemas
Seguimos con la serie del componente social y hoy he decidido abordar el tema de la teoría de sistemas, pero aplicada a la salud y al componente social. Es con esta teoría de sistemas que llego a entender el origen de las diferentes conductas y formas de ser que tenemos los seres humanos, en base a las creencias, vivencias y el procesado de eventos con el que crecemos y nos formamos.
Los seres humanos somos seres sociales, tenemos una comunicación oral muy rica. Nos hemos juntado desde nuestros ancestros para colaborar, para poder sobrevivir, como por ejemplo recolectar y cazar, aprender a iluminarnos por la noche, dominar el fuego, cocinar, la agricultura… La especie humana se ha constituido siempre por asociaciones de pequeños grupos que a medida que hemos ido complicando la vida (me salía decir avanzar o evolucionar, pero lo mismo… no lo tengo tan claro) y que han ido aumentando las opciones, la cosa se ha complicado hasta extremos disfuncionales… dejarme que me explique.
Todo ser humano nace enganchado a su madre, literal, pero también figuradamente. Un primer lazo de interacción, donde se generan muchos vínculos, se comparten sensaciones, emociones y respuestas… Así suele ser la mayoría de las veces. Por desgracias hay todo tipo de casuística.
El caso es que a partir de ese momento, este ser, entra en relación con un grupo de personas, lo más habitual es la familia, pero pueden darse otras circunstancias. Se cría en un entorno de personas que cuidan de el, que le forman, que le transmiten sus emociones, le muestran sus virtudes y sus defectos, le aportan un trato, reaccionan a su comportamiento. Con todo esto, él/ella aprende a interactuar y a comportarse.
Los años pasan y este ser empieza a relacionarse con más niños, con otros cuidadores, va a un centro fuera del hogar, como puede ser una guardería, donde le cuidan, donde recibe otros comportamientos de otros individuos, otras normas, otras formas de reaccionar a sus acciones, otros aprendizajes, interacción con otros niños y niñas.
Se va haciendo grande y empieza el colegio, aparecen nuevos amigos, nuevos profesores, interacciona con ellos, pero lo que aprende en casa a lo mejor aquí no sirve, se tiene que construir a si mismo/a, tiene que buscar como incorporarse en el grupo, como sentirse querida, aprender a quién se puede acercar, a quién no, quién le resulta agradable y quién puede ser peligroso. Aquí solo con ser graciosa y espontánea no sirve, aquí tengo que ser dura y mandar, o aquí, si hablo mucho no me escuchan, o si cojo un muñeco un niño me pega… se establecen normas oficiales y no oficiales, normas que no están escritas, pero que ha de seguir, sin quererlo, sin darse cuenta…
Es sensible a miradas, a gestos, sin saber por qué, pero una mala cara hace que se asuste, que no hable; una sonrisa le hace abrirse. El gesto de tensión de su profesor hace que padezca y esté intranquila. Miles de reacciones, emociones, conductas y aprendizajes.
Nuevos grupos a medida que va creciendo, actividades, niños en el parque, busca integrarse, amigos con los que pasar un buen rato, con los que divertirse, días buenos, días malos. Niños que le tratan bien, niñas que le ayudan, niñas que le tratan mal, hay niños que tienen sus problemas y esto se refleja en su comportamiento hacia el, peleas por juguetes, aprendizajes, uno detrás de otro.
Y en casa sus padres también tienen problemas, angustias que hacen que a veces no le traten bien, que reciba enfados y gritos sin haber hecho nada. Aprende estrategias para evitar esas situaciones, puede optar por callarse como estrategia, o ser muy servicial, o precavida, o hacer cosas para llamar la atención. Este pequeño ser va a ser reactivo a cada entorno y va a aprender los comportamientos que pueda llevar a cabo con los recursos que tiene para encajar lo mejor posible.
A medida que crece empiezan a pasar cosas nuevas, llega la adolescencia, más trabajo en el colegio, gestión de conocimientos, nuevas relaciones, cambios corporales, buscar tu sitio.
Empiezan a importar otras cosas para entrar en sociedad. Para integrarse con sus amigos a lo mejor tiene que aguantar comportamientos que no le gustan, su cuerpo cambia, crece, se desarrolla, ya no está tan a gusto en casa, cambio de colegio, nuevos compañeros, nuevas normas, puedes caer bien o no.
De todo esto la aprende y a cada grupo, a cada conjunto de personas que le rodean en un mismo entorno, con unas mismas normas, es lo que llamamos SISTEMA, y el ser humano que llega a la edad adulta es el resultado de sí mismo y de su interacción con muchos sistemas, para llegar a una sociedad en la que seguir desarrollándose e interaccionando.
Pero el sistema que sin duda genera más problemas, donde se encuentran los programas que más alteran el engranaje del alma y el cuerpo, es el sistema más ancestral, en núcleo de la familia de origen.
No me lío más, si os parece vamos a definir, lo que es un sistema, he estado buscando definiciones y esto es lo que más se asemeja a lo que conozco.
Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre sí que funciona como un todo.
Si bien cada uno de los elementos de un sistema puede funcionar de manera independiente, siempre formará parte de una estructura mayor. Del mismo modo, un sistema puede ser, a su vez, un componente de otro sistema.
La palabra sistema procede del latín systēma, y este del griego σύστημα (systema), identificado en español como “unión de cosas de manera organizada”. De esta palabra se derivan otras como antisistema o ecosistema.
De igual forma, existe una corriente de pensamiento filosófico llamada sistemismo, creada por el epistemólogo argentino Mario Bunge, que propone que todo lo que existe es un sistema o un componente de un sistema más complejo.
El tema para mí es que hay unos valores y unos fines, que dan lugar a unas conductas, a una serie de requisitos por los que un individuo ha de pasar, se ha de construir para poder ser incluido en su sociedad y esto es una fuente de asperezas entre lo que uno es y lo que tiene que ser. Asperezas que sin lugar a dudas menguan al individuo, en los casos en los que hay patología y lo potencian en los casos de éxito o prosperidad. Muchas veces la diferencia entre alguien que triunfa y alguien que se hunde en la vida es su concepción del mundo.
Escuchaba un podcast muy interesante hace unos meses, un capítulo de Kaizen, os lo recomiendo en el que se hablaba del mérito como una parte del éxito, pero defendía que tu esfuerzo, tus hazañas, representa menos de un 20% de los ingresos que vas a percibir, el simple hecho de haber nacido en el país que estás, en el barrio en el que estás, se ha demostrado que condiciona entre el 50 y el 70% de los ingresos que percibirás. Siempre hay excepciones, pero sin duda no es el código postal lo que te enriquece o te empobrece, sino esas normas sociales que aprendemos desde la cuna, el dinero llama al dinero y la miseria es un pozo del que cuesta salir. Desde aquí no quiero desalentar a nadie, se trata de aceptar, y sembrar, cada día, cada acto, cada gesto, el otro día escuché la siguiente frase, que me encantó. “No te preocupes por la cosecha que hayas recogido hoy, sino por las semillas que hayas sembrado” y me parece una buena forma de afrontar el día a día.
Pero pensemos un poco en como nos incluimos en sociedad, como nos relacionamos con otros. La aproximación que yo más conozco a este nivel es la teoría de sistemas aplicada a la sociedad.
Y El primer sistema al que pertenecemos es la familia. Hay un autor muy interesante, del que os hablaré en el capítulo de la película de Encanto, que es Bert Hellinger, el cual desarrolló el trabajo con constelaciones familiares englobado dentro de la psicología sistémica. Una serie de leyes rigen a la tribu,
- Como son la necesidad de pertenecer a ella: No hay peor castigo que el exilio.
- Otra ley es la del respetar el orden de llegada a la tribu, a la familia, cada uno tiene su lugar y esta jerarquía ha de respetarse
- La tercera ley en la familia, en la tribu, es la del equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe, hay leyes no escritas de lo que cada uno da y recibe, entre hermanos, de padres a hijos y de hijos a padres. En pareja, una contabilidad oculta que sirve como fuente de apoyos y reproches.
El caso es que la familia, un sistema con individuos, con sus historias de vida, con sus problemas, con sus adaptaciones a nuevas situaciones, responsabilidades, son nuestro primer sistema de pertenencia, y el más importante, porque es donde aparecemos, completamente vulnerables, donde nos gestamos, donde nos construimos por obligación, totalmente expuestos sin defensas y donde tenemos que adquirir los primeros recursos para acceder al mundo, a otros sistemas.
Pensemos en más sistemas que forman nuestra relación con la sociedad. Según la etapa de la vida, el colegio, amigos, el instituto, equipos, o compañeros en algún deporte, Universidad, grupo de colegas, trabajo, familia de nuestra pareja. Los que he descrito, por los que pasaba este ser chiquitito del que os hablaba antes.
Cada sistema, cada grupo con sus normas, con sus rituales, donde decides si encajas o si no encajas, o si cedes a principios por entrar, si traicionas a un sistema por acceder a otro, como le pasa a todos los adolescentes cuando empiezan a salir del cascarón. O incluso si traicionamos a nuestros propios principios, e incluso a nuestra integridad por ser aceptado, por sentirnos queridos… Esto es duro, pero son realidades que se dan a diario.
La idea que quiero sacar en claro es que este sin fin de interacciones, entre lo que es el propio individuo y los roles que ha de adoptar en la sociedad, generan cambios profundos. Hay personas que no pueden vivir sus emociones, su sexualidad, sus deseos, porque sus sistemas, su sociedad no se lo permite, o porque tienen tanto miedo a romper con la sociedad que no llegan a poder vivir lo que quieren plenamente.
El conflicto, el problema, el origen de la disfunción se genera cuando hay una disonancia entre lo que sentimos, lo que queremos y lo que realmente hacemos. Entre lo que somos y como actuamos. Y un motivo de esta disonancia, toda esta aspereza es la relación entre los psico, lo bio y lo social, lo que os comenté en el capítulo anterior de esta serie.
En la práctica clínica es que muchas veces detecto programas en la persona que le está haciendo padecer en exceso. Personas que se cargan de responsabilidades, que se estresan sobre manera, porque no son capaces de decir que no, no son capaces de levantar la cabeza, mirar a su jefe y decirle, en este proyecto no contéis conmigo, o hoy no me quedo a hacer horas. O al revés, se creen que alguien les debe algo y se ven con la potestad de dejar de hacer su trabajo por una contabilidad propia con la empresa que hace que se auto-justifique una actitud dañina hacia el mismo y hacia su entorno. Y en esta configuración individual es muy difícil entrar, ves actitudes dañinas y como osteópata y fisioterapeuta te faltan herramientas para poder entrar a ayudar. Trabajas sobre el cuerpo, intentas darle oxígeno, darle vida al cuerpo, a lo bio, para que la interacción psicosocial siga su camino, tenga mayor libertad, pero permanecen esos programas dañinos y es difícil llegar al equilibrio.
Es algo muy frustrante los primeros años de carrera, cuando empiezas a recibir pacientes y no entiendes todo esto, haces el tratamiento que te han enseñado, razonas desde un punto de vista cartesiano, mecanicista y te chocas con esto, con pacientes que siguen sin cambiar, con tratamientos que haces y que no entiendes porque no funcionan, es una fuente de motivación, año a año, curso a curso, atinas más, afinas en tus tratamientos, aconsejas mejor, pero sigue habiendo ese remanente de personas a los que no consigues ayudar, y detectar estas formas de ser autolesivas e incluso pacientes que están haciendo terapia psicológica, pero que no llegan a cambiar o a entrar en esto.
Desde luego para mí todo esto ha sido una fuente de conocimiento y me ha aportado cierta claridad en mi día a día, para enseñar a los pacientes que esto pasa y que aquí hay que trabajar.
Me ha faltado entrar en como estas fricciones repercuten en el cuerpo, de forma más específica, pero estoy preparando una serie sobre el estrés y aquí lo hablaremos.
Muchas gracias y hasta siempre.