A ver si adivinas de qué película se trata ;)
Muy buenas, pues como veis en el título, hoy os quiero comentar una película. Mal por mí, porque no te digo el título de primeras. El caso es que voy a desmontar un poco la película y voy a contar el final. Ya tiene unos años y no pasaría nada si te digo el título, pero prefiero dejar ésto en el tintero por si acaso, la vas a ver algún día, que tardes en relacionarla con lo que te voy a contar.
Por otro lado, puede que acabe siendo obvio de qué película te estoy hablando.
Vamos allá, le he preguntado a Chat GPT sobre esta película y esto es lo que me ha dicho
La película es una adaptación cinematográfica del libro homónimo del escritor …, y cuenta la historia real de …, un joven estadounidense que, después de graduarse de la universidad en los años 90, decide renunciar a su vida privilegiada y aventurarse en la naturaleza salvaje de … en busca de una experiencia de autodescubrimiento y libertad.
El personaje en cuestión, abandona su hogar y sus posesiones, se cambia el nombre y se embarca en un viaje que lo lleva a través del oeste de … hacia el norte, donde finalmente llega a … . Allí, intenta sobrevivir en la naturaleza, buscando alimento y refugio, y conociendo a otros viajeros solitarios.
A medida que avanza la historia, vamos descubriendo más sobre su vida y las razones por las que tomó la decisión de alejarse de todo y de todos. También se nos muestra el impacto que su desaparición tuvo en su familia y en las personas que lo conocieron.
En resumen, es una película con una trama emocionante y conmovedora, que nos invita a reflexionar sobre la búsqueda de la felicidad y el significado de la vida, así como sobre los peligros y desafíos que se enfrentan al aventurarse en la naturaleza sin los recursos y el conocimiento adecuado.
Pues bien, para empezar el final me cabreó mucho, la verdad. Acabé la película bastante ofuscado, me esperaba otra cosa y sentí una mezcla entre pena y rabia. Es una historia real, así que nada que decirle a los guionistas ni al director. Pero sí que me choca la actitud del protagonista en muchos momentos de la película.
Él decide hacer un cambio en su vida, para descubrirse a si mismo y buscar algo que su vida hasta ese momento no le había ofrecido. Corta de raíz con su familia, con sus deberes o compromisos en la ciudad y desaparece, se busca la vida lejos, deja hasta su coche abandonado en algún momento, creo recordar, y se pasa tiempo preparándose para realizar un viaje a una zona muy inhóspita en contacto máximo con la naturaleza y alejado del mundo. Una puesta a prueba sin filtros, el ser humano en modo supervivencia, solo ante las inclemencias del medio.
Hay muchas cosas a comentar aquí. La primera es la que me cabreó sobre manera… tronco, te alejas de todo, te pasas años viajando, ahorrando para costearte el viaje, sobreviviendo en la sociedad y cuando consigues hacer tu viaje, llegas a una caravana abandonada en la que te quedas varado, consigues avanzar un poco, te encuentras un río que no te deja avanzar y que es imposible cruzar…. …. ¿Y te quedas ahí hasta que te mueres? No sé si he obviado los motivos por los que no recula… pero vuelve atrás, traza una nueva ruta, busca a alguien que te pueda ayudar, no te quedes ahí agotando tus recursos.
El chaval se envenenó por un error al reconocer una planta y eso fue lo que le dejó listo y sin opción a retorno, pero es que antes de eso se quedó ahí agotando los recursos que tenía… Vuélvete tronco, recapitula, aprende y lo retomas más tarde, si tienes 25 años (creo que tenía cuando murió), no me jodas.
Pero dejando mi cabreo con el pobre protagonista, vamos allá con el verdadero mensaje de la película. Cuando el prota está en la mierda, en los últimos momentos de su agonía escribe en su diario algo que me hizo pensar mucho, que amedrentó mi enfado y tal vez sea el motivo por el que escribo este guion.
Esto también se lo he preguntado a Chat GPT, puta AI.
«La felicidad solo es real cuando se comparte».
Y es que la película, las 2 horas que debe durar te relata las interacciones del protagonista con los personajes que se va encontrando y las desavenencias con aquellos a los que deja atrás. En estos últimos pensamientos del prota antes de morir aparece un cálido abrazo, deseando volver con sus padres, pese a todas las mierdas que habían vivido juntos.
El darse cuenta de que, en el fondo de nuestro ser, muchas cosas a las que le damos importancia no las tienen, y que cuando lleguemos a ajustar cuentas con la vida, a lo mejor no habremos dado importancia a lo que realmente la tenía.
La frase esconde un mensaje muy potente, que es el hecho de que algo solo es real cuando se comparte con otra persona, a lo mejor por eso te estoy escribiendo estas líneas, para hacer realidad mis reflexiones ¿No?
Pero en la película, en este momento de catarsis, de recapitulación que hace el personaje principal antes de morir, se encuentra con que los momentos en los que ha sido feliz, los momentos que brotan en su mente en este fugaz pero extenso recapitular al que se ve sometido, son los momentos en los que ha compartido sus vivencias, sus recursos, sus dones, sus virtudes y sus defectos con otras personas. Los momentos en los que se ha enamorado, en los que ha sido amigo, en los que ha ayudado a alguien o ha sido querido por alguien. Esos son los momentos en los que se ha sentido feliz y lo que recuerda justo antes de morir.
Y esto choca de lleno con la tendencia que tenemos en las sociedades mal denominadas “desarrolladas”. El individualismo por encima de la sociedad, el tender a ser independientes, valernos por nosotros mismos a todos los niveles. No solo económicamente, sino profesional e incluso a nivel emocional, ser fuerte, trabajarte tú, desarrollarte individualmente, autoconocimiento… cosas de las que os hablo yo, cuidarte, hacer ejercicio, dormir, en definitiva…cultivar tu cuerpo, y tu mente…. pero algo que no tenemos en cuenta es que nuestra alma, lo que somos, se nutre de las interacciones con los demás, aprendemos de los demás y vivimos de, por y para los demás. Nos gusto o no, y nos pese lo que nos pese.
Nuestro entorno nos enferma, pero también nos puede curar. En parte por esto estoy haciendo una serie sobre la sociedad y en parte este es un avance al desenlace de esta serie.
Haz un pequeño ejercicio… piensa en los momentos más felices de tu vida, piensa en aquel momento en el que has brillado, en el que te has sentido pleno o plena… piensa, búscalo, un momento, dos momentos de tu vida, que seguro que has tenido muchos…
Ahora dime, ¿¿Estabas solo??
No quiero parecer sobrado, pero… no estabas solo, alguien estaba contigo, física o virtualmente, hoy en día existe esta posibilidad. Piénsalo, atesorar y provocar momentos de interacción positiva con otras personas es de las mejores inversiones que puedes hacer.
Deja de lado lo que tengas que dejar para irte a jugar al parque con tu hijo o hija si es el caso… no aplaces esa cerveza o ese café con alguien que te llena, que te regenera el alma. Busca ayudar a quien te lo pida, intenta estar presente, aportar los recursos de qué dispongas.
De aquí la importancia de tener un plan de vida y un rédito de tiempo para decidir donde invertirlo, para poderte permitir estar presente.
La historia de este chico, pese a que me hincho las gónadas por su desenlace es la muestra de alguien que buscó su felicidad y nos mostró sus errores, errores de los que podemos aprender y si nos tenemos que ir a la naturaleza, a vivir como un mowgli, mejor hacerlo como el capitán fantástico, en compañía. Sobrevivimos colaborando, vivimos interaccionando y nos completamos compartiendo momentos, materializando nuestra felicidad.
Cuando empecemos a filosofar, que no falta mucho, trataremos la felicidad, pero podemos avanzar que esos momentos que has recordado, en los que te has sentido lleno y acompañado, esos momentos son felicidad, y no son una meta a largo plazo. Esos momentos son un paso, como cualquier otro, en el camino. Las metas están muy bien, te fuerzan a aprender, a trabajar, a sobrevivir más y mejor, hormesis, resiliencia, crear proyectos y conseguir objetivos. Pero tronco, conseguir cosas no te va a hacer feliz, la felicidad se esconde en esos momentos, en ese equilibrio entre estar bien tú y poder estar bien con los demás, lo tendrás con algunas personas y es con ellas con las que has de buscar, con las que has de fomentar y volcarte.
Por lo tanto, sí al trabajo individual, sí a ser mejores personas, pero en equilibrio con las buenas interacciones sociales, para complementarnos. De nada sirve ser un asceta, de nada sirve ser alguien cultivado, culto, con un buen cuerpo, centrado, si luego desprecias y eres incapaz de abrirte y conectar con nadie.
Es curioso, me estaba acordando de un documental que vi hace unos años, en Netflix, este sí que os digo el título… “Happy”. Trata de la búsqueda de los autores en los 5 continentes de dónde se hallan las personas más felices y a que motivos se podía atribuir su felicidad.
Pues bien, concluyen que donde hay más felicidad no es donde hay más riqueza, sino donde hay un mayor apoyo e interacción segura y sincera entre los individuos. Donde hay comunidades que se ayudan y que se facilitan la vida. Donde se vive en comunidad, donde los niños pueden ser cuidados por otro habitante de la comunidad, donde se comparten las tareas, las comidas, donde se interacciona en un ambiente no agresivo, no competitivo… brutal… todo lo contrario de lo que somos…
Y para acabar, una pregunta ¿Cómo podríamos desprogramar lo que somos? ¿Cómo podríamos trabajarnos una sociedad que se cuide desde arriba hasta abajo y en el plano horizontal?
Eso creo que no está en ningún programa político, ahora que vienen elecciones.
Espero vuestras impresiones, comentarios o lo que consideréis, recuerda que te iré informando en mi newsletter y que nos vemos donde sabéis que podéis encontrarme.
Un placer y hasta siempre