Política de Cookies

Social (V) Curar en sociedad

Muy buenas, antes de nada, recuerda que tendrás este post en forma de podcast en el vitalista y que al final de la página te puedes apuntar a mi Newsletter para seguir indagando en todos estos temas. Vamos allá con curar en sociedad.

Toda esta serie, sobre las influencias de la sociedad en nuestro ser, es un tema bastante nuevo para mí, lo que he hecho ha sido revisar la información a la que he podido acceder e integrarlo en el modelo de trabajo que llevo a cabo.

Ha sido una serie interesante. No sé vosotros, pero yo he aprendido mucho.

Encuentro, en la teoría de sistemas y en su aplicación a este componente de la salud, la explicación a muchos problemas, lo que sería un motor de creación y fijación de conflictos.

No es que nuestros sistemas nos influyan solo para mal, sino que, por mi profesión, lo que busco es entender qué  y dónde fallamos y el porqué de las cosas.

Digamos que me centro en buscar el fallo y, por desgracia, como ya he ido explicando, nuestro entorno nos influye, la mayor parte de las veces para bien, pero nos fricciona, nos hace endurecernos y casi como norma vamos a tener cicatrices en nuestra estructura como seres humanos, debido a nuestros sistemas de relación.

Pasamos de estas influencias al cómo se acaba viendo alterado nuestro funcionar interno, tanto en el proceso de crearnos como individuos al presente al cómo reaccionamos a las cosas y somos cómo somos.

No es solo la influencia de los sistemas a nivel mental y emocional, sino en la propia biología, en el funcionar de nuestro ser cuerpo y alma.

Me resulta super interesante el poder entender que esta programación social puede generar conductas que hagan sufrir al individuo, que genere asperezas o auténticas alteraciones en nuestros mecanismos internos que se basan en la fidelidad a un sistema o en conductas de evitación de situaciones… auténticas causas alejadas de la mecánica y la razón como causa primigenia en la investigación clínica.

Muchos de estos razonamientos nos permiten entender muchos casos y el cómo enfermamos.

Por otro lado, creo que la existencia de una buena cohesión social y la presencia de grupos sanos en nuestro entorno son una de las claves para potenciar la salud desde lo más profundo. Es decir, que veo el cambio social como uno de los motores de los potenciales de autorregulación del cuerpo, como un motor del vitalismo.

Pues bien, ¿Cómo entramos en ello? ¿Cómo curamos en sociedad?

Esa es mi gran incógnita, la pregunta que me hago. Me es más fácil hablar de cómo enfermamos, de cómo se generan esas asperezas internas, pero se me escapa el cómo limarlas o cómo generar intervenciones para mejorar en esta esfera.

Pensarlo bien, cualquiera de nosotros puede alterar su comportamiento en detrimento de su bienestar o de su propia seguridad para ser incluido en un grupo social, esto es algo intrínseco a la supervivencia. Solos no sobrevivimos.

¿Cómo mejoramos esto?, la esfera social, lo que pasa en los demás, las dinámicas de los grupos, el cómo son nuestros padres, nuestros compañeros, es algo que está fuera de nuestra zona de control, está en nuestra zona de influencia, es decir, que podemos llegar a influir e inducir algún cambio, en el mejor de los casos, pero la mayoría de las veces, está en nuestra zona de adaptación, es decir, que nos tenemos que adaptar a ellos.

Entonces, ¿cómo puede alguien mejorar su capacidad de hacer amistades? ¿Cómo encontramos a aquellas personas que nos potencian?

Para integrarnos, para ser queridos, para tener nuestro sitio hemos de adquirir creencias nuevas, nuevos programas, hay que tocar los pactos que te enlazan a tu familia, a tus grupos, hay que soltar cosas, hay que aprender e integrar cosas nuevas.

Lo único que se trabaja en este tipo de terapias, la única opción que he podido vivenciar y confirmar que surge algún tipo de efecto, lo que podemos llamar la clave es hacer consciente la herida inconsciente, es decir, generar una representación, ya sea el terapeuta con el paciente o con un grupo de personas, en la cual el propio paciente acabe viendo por si mismo su herida, su problema, y al convertirla en algo consciente pase a ser algo con lo que poder trabajar.

Esta nueva aferencia, este nuevo input, se convierte en una necesidad de cambio y esto pone a la vida a trabajar a todos los niveles, a nivel biológico, pero también el alma o la psique y también las relaciones sociales. Todos los mecanismos de autorregulación, con la ayuda de un psicólogo o psicoterapeuta a tope de curro.

Pero por otro lado, el gran motor de cambio es plantear el trabajo en uno mismo, el entender mejor la sociedad, el entender mejor qué motiva a las personas, el leer, la filosofía, la psicología, el cultivarnos, ver cultura, entender emociones, motivaciones, sentir, crecer, vivir y prepararnos para poder entender esta sociedad, desde la empatía, es decir, desde el entender a los demás y poder aproximarnos a ellos, pero también desde la asertividad, o lo que es lo mismo, desde el crear tu sitio en esas aproximaciones, expresarte para que tus necesidades estén ahí expuestas y cumplidas.

Con todo este aprendizaje, tener la fuerza necesaria para tomar decisiones en la dirección que nos conviene, no a nosotros como individuos, de forma egoísta, sino tomar las decisiones bien valoradas que lleguen a mejorar nuestro interior y nuestro entorno.

La mayoría de las veces, decisiones difíciles y caminos empedrados que son fuente de aprendizaje y crecimiento. Vamos, lo que es la vida.

Porque otra cosa que uno va aprendiendo y contrastando, es que no hay un camino perfecto, no existe el mejor camino, existen las mejores decisiones que puedes permitirte y después el asumir los beneficios y los perjuicios de ellas. Ese es el camino y así hasta el último día.  

Como veis, aquí llego un poco fuera de mi contexto, pero necesito hablar, compartir e investigar en aquello que no controlo.

Y es que tiene que ser así, para poder ayudar a más gente hay que salir a buscar fuera. En un caso en el que no hay cambios, casos muy crónicos…. casos de aquellos que han pasado por varios profesionales e incluso psicólogos, que no es lo más habitual y siguen sin encontrar la solución a su problema…

Investigar, como terapeutas o como pacientes, ¿Cuál es el entorno social en la actualidad? ¿Qué ofrece el síntoma, que no ofrece la curación?… parece muy duro decirlo así, pero hay realidades muy, pero que muy jodidas.

Y es que aún no llegamos a entender que la patología, que los síntomas y los problemas no están solo en el cuerpo físico, hay otras estructuras menos tangibles como la psique, el alma de la que empiezo a hablaros que albergan disfunciones, y a este nivel influye la sociedad.

Por otro lado, los problemas en nuestra vida y nuestro cuerpo no son un encadenamiento de procesos lineales, somos sistema complejo y caótico con multitud de interacciones internas y externas, que no puede entenderse por la causa efecto. Si alguien, llegado un momento, por sus síntomas no puede levantarse de la cama, aunque en su cuerpo y en las pruebas de imagen y complementarias no haya una justificación, no quiere decir que no haya daño, que no haya un motivo.

A lo mejor esta persona ni sabe el porqué no puede más, posiblemente esté en una parte tan profunda de su subconsciente, de su proceder automático, que le es imposible reconocer y tomar medidas para afrontar su problema y poder gestionar el cambio.

Encuentras personas que llevan toda una familia a sus espaldas, hipercuidadores, hiperresponsables que se machacan durante años, mirando por todo el mundo y cuando se agotan sus energías, cuando su cuerpo, su ser no dan para más enferma y claudican. En forma de síntomas, que pueden superar, e ir gestionando, pero llega un momento, que la vida es muy larga, en el que el ser se agota.

Además, te encuentras con sentimientos de culpa, resistencias al cambio, porque todo ese programa, que le ha hecho comportarse así, está en el inconsciente, bien escondido… y las responsabilidades siguen ahí, pero ahora con dolor y con culpa. Es imposible salir de ahí con tratamientos físicos y químicos… imposible.

O se consigue encontrar las heridas, los programas mentales, las cadenas en forma de creencias que nos atan a nuestra situación, o estamos fritos, cuando encontramos esto es cuando podemos, en primer lugar sentir, pero después razonar y a partir de ahí, tomar decisiones, dar un vuelco y trabajarnos en cada sistema

Si tenemos síntomas, si abordamos un caso e intentamos verlo desde esta perspectiva, podemos empezar por buscar estas asperezas con nuestros entornos. Si nos damos cuenta que en el entorno inmediato no hay nada, ninguna situación que podemos relacionar, es interesante pensar alrededor del inicio de los síntomas, a este nivel, ¿Cómo estábamos? pérdidas, separaciones, abandonos, malos tratos, son una fuente de daño sobre todo el ser.

Como fisioterapeuta, como osteópata no tengo las capacidades de guiar este proceso desde las palabras, pero sí que puedo acompañar a tu cuerpo, mientras buscas la ayuda que necesitas en otro profesional.

Una idea, una realidad que estoy estudiando y que voy a desarrollar aquí, espero que en breve, es la de que trabajando sobre el cuerpo influimos en la mente, es decir, que el tratamiento Osteopático, que el tratamiento físico, con criterio al nivel que corresponda tiene efectos en al psique, en el alma.

Con Álex lo intuíamos estos capítulos, pero hay, hoy en día mucha información a este respecto y creo que más allá de las sensaciones en la clínica, hay bibliografía suficiente para dar credibilidad a estas afirmaciones. Puedo tardar años en desarrollarlo, pero si alguien se anima a ayudar, lo mismo lo acortamos, jejeje.

El caso es que la motivación de curar en sociedad, de escribir este capítulo surgió de ver una serie con mi mujer, en casa tranquilamente, un domingo.

Uno de los personajes, se encuentra en una situación jodidilla a nivel personal, saliendo de una adicción al alcohol, con problemas a nivel laboral, familiar, con amigos, aquellos roces de los que os hablaba y un estado de ánimo, emociones y sensaciones físicas desfavorables.

El caso es que, pese a la ficción que hay en ello, conoce a una persona, un personaje muy peculiar, alguien que ha sufrido mucho, una persona que se presenta como alguien tranquilo, bien posicionado, seguro, pero humilde, sin tapujos, ni secretos, con sus defectos y virtudes presentes.

Alguien en quien el personaje que estaba jodido se podía reflejar. Y los dos, en la «cita» no amorosa que tienen, se dan una serie de conversaciones, discusiones y encontronazos que dan como resultado la primera noche fuera de casa de esta persona, sin probar ni una sola gota de alcohol. Algo que no deja de ser un pequeño detalle del capítulo, pero que a mí me ha dado mucho que pensar.

El encontrar personas, grupos que te estimulen, que te permitan aprender, que te permitan crecer, que te permitan expresar lo que tú Eres… minimizar asperezas, minimizar los roces con los diferentes sistemas. Tener la valentía de salir a buscar, de encontrar tus sistemas, allí donde puedes ser tú, o simplemente donde puedas estar a gusto.

No aferrarnos a lo que nos sentimos obligados por nuestros miedos, por nuestras creencias, por estas leyes no escritas, por esas deudas que creemos tener. Ojo hablo siempre de equilibrio, no mandes todo a tomar por kulo, no es eso, pero sí ir hacia donde te pide ir el cuerpo, donde tu alma brille.

Grupos de ayuda, conversaciones, asociaciones de personas con problemas similares, paralelamente a tu proceso de cuidado de la salud, son una opción muy interesante.

En el libro de Medicina integrativa de David Rakel, se habla de las relaciones sociales como fuente de sanación. Es decir, alimentación e hidratación, ejercicio, sueño, gestión del estrés y emocional y buenas relaciones sociales.

Gestionar tu entorno, buscar buenas relaciones, huir de aquellos que te dañan, fortalecerte tú para ser más resistente ante la erosión de las relaciones, son herramientas que puedes utilizar.

Pero seguir analizando y tomando decisiones.

Decir que NO es de las herramientas más poderosas que existen… Pruébalo… Andrés me estoy planteando hacer este proyecto, te apuntas…. espera un momento, NO PUEDO, no me apetece.

No pasa nada. Andrés, te puedes quedar a hacer horas extras… Va a ser que NO, lo siento me quiero ir al parque con mi hija…

Andrés este domingo celebramos un cumpleaños de una persona a la que hace años que no ves y que tampoco te caía muy bien… pues NO voy. Y así los que quieras…

Previamente a decir que no indiscriminadamente, te recomiendo que vuelvas al capítulo 3 de este mismo podcast y que hagas un poco de auto reconocimiento de tu situación, que establezcas tus objetivos y tus prioridades, puedas crear tus áreas de influencia y a partir de aquí, elegir lo que para ti es importante y lo que no lo es.

Lo que sea importante, lo que forme parte de tus objetivos, a muerte con ello.

Lo que no, ni te lo pienses, di que NO. Y después de ese no, te tomas algo a mi salud y me mandas un correo electrónico.

Para acabar, incido en la idea de que cuando tenemos síntomas recurrentes, cuando no tenemos una patología que los justifique, cuando sufrimos más de lo que deberíamos, o tenemos un estado de reposo que no nos es satisfactorio… cuando no conseguimos avanzar… hoy en día tenemos la información, sabemos lo que tenemos que hacer, pero seguimos arrastrando síntomas, pese a que nos tratarnos, seguimos comiendo mal, no nos movemos, tenemos problemas para dormir… ¿Cómo salimos de esto?

Busca aquí, busca en lo social, en las asperezas de vuestro YO interior con el entorno, con vuestro sistema familiar, que ha podido haber ahí, trabajarlo con quien os pueda ayudar y la forma, el programa con el que afrontas el mundo, vuestras APPs o vuestro software cambiará y ahí un nuevo camino de mejoría.

Me gustaría poder daros a alguien que os pueda ayudar a este nivel, pero más allá de algún profesor que ya no pasa consulta no conozco a nadie.

Aprovecho como siempre para decirte que, si conoces y trabajas a estos niveles, estaré encantado de hablar contigo e incluso estás invitado al podcast.

Hasta aquí sanar en sociedad,

Un placer y hasta siempre.

Scroll al inicio