Resumen
Seguimos con la serie sobre el sistema inmunitario y vamos a
dar un pequeño salto.
Aún me quedaba un capítulo sobre la inflamación y el dolor crónico, pero me estaba liando mucho con este tema y necesitaba, y creo que vosotros también, dar este saltito. Más adelante ya lo abordaremos.
En el capítulo de hoy vamos a entrar en La teoría del contagio y del microbio como causante de la
enfermedad. La Compararemos levemente con la teoría del terreno.
La Importancia histórica de la teoría del contagio en la
erradicación de enfermedades.
Os haré una crítica a la teoría del contagio, a la visión tradicional que tenemos de virus y bacterias como enemigos del cuerpo, alguna reflexión sobre la mortalidad infantil y los factores de salud más allá de la medicina moderna. E introduciremos el concepto del «terreno» en adultos, a desarrollar en un futuro episodio.
Guión
En el día de hoy me gustaría hablaros de la teoría del contagio y del microbio como causante de la enfermedad, para que, en el siguiente capítulo os pueda hablar de lo que es para mí y de lo que se entiende como el terreno en el cual el cuerpo desarrolla los problemas de salud.
Al igual que hice el día que hablamos del modelo de salud vs el modelo en enfermedad, allá por el capítulo 6, ninguna de los dos teorías tiene la realidad absoluta y, pese a que una realidad es vigente en la mayor parte de la población… por un lado cada vez somos más los que hemos empezado a verlo diferente, y por otro lado la teoría del terreno nos ofrece una realidad más segura, que nos aporta una responsabilidad en cuanto a poder tomar medidas para optimizar nuestro estado de salud ante un evento patológico.
LA TEORÍA DEL CONTAGIO
Si os parece empiezo hablando de la teoría del contagio o de cómo entendemos y/o buscamos que detrás de todo problema de salud se encuentre un virus o una bacteria u otro patógeno que lo está generando.
La creencia general es que, por contacto, por gotas o por aire ese patógeno pasa a otras personas y las infecta. Esto se acepta para muchos problemas de salud, pero sobre todo en las enfermedades infecto contagiosas.
Es verdad que hay patologías a las que se les adjudica una infección como causante, como en la COVID persistente, o enfermedades más graves como autoinmunes, o neoplasias que son adjudicadas a virus, en algunos casos, como el virus de Epstein Barr.

La teoría nos dice que nos contagiamos cuando entramos en contacto con algún virus, bacteria que alguien o el contacto con el medio nos ha transmitido y por esto enfermamos.
Esta teoría tiene mucho de cierto, es más, actuar en base a lo que propone, ha sido uno de los factores clave para la erradicación de muchas de las enfermedades infecto contagiosas que han asolado al ser humano hasta mediados del siglo XX.
Pero ojo, es uno de los factores, no el único. Aporta beneficios en cuanto a que hay cuadros clínicos que responden a una infección de un patógeno muy específico que el cuerpo no tiene la capacidad de eliminar por sí mismo, como el caso de la gonorrea, la tuberculosis, la sífilis, son microorganismos que se infectan por diferentes vías que colonizan alguna parte del cuerpo y generan unos síntomas específicos…
Estas enfermedades tienen tratamiento o una vacuna que predispone al sistema inmunitario a reaccionar y ser eficaz ante una infección. Así se ha salvado la vida de muchos seres humanos.
Realmente hay una medicina muy eficaz a base de antibióticos, algunas vacunas y tratamientos específicos que salvan, han salvado y alargado la vida de millones de seres humanos. Por lo tanto, en ningún momento voy en contra de esta teoría.
Si os parece voy con las sombras o lo que hace que encuentre incongruencias y que crea necesario hablar y confrontar estas creencias.
Lo primero a decir es que no todos los cuadros que cursan con cansancio, dolor muscular, tos, mucosidad, diarreas, vómitos, fiebre y los típicos síntomas de catarro son causa de un virus o una bacteria.
No siempre es necesario hacer un tratamiento específico. Hay entidades patológicas como las que he dicho y otras muchas, que dan cuadros muy graves y que son mínimas en nuestra sociedad.
Por otro lado hay muchas entidades patológicas chiquititas, que os voy a comentar más adelante, que no tenemos por qué tratarlas ni temer por nuestra vida.
La segunda cosa a comentar es que la aparición de síntomas se deba únicamente al contagio no es algo exacto, y además genera un sentimiento de miedo, de ansiedad hacia el entorno.

Existe la creencia de que todo a nuestro alrededor ha de ser aséptico para no estar en contacto con bacterias y virus y no enfermarnos. Esto, además de ser una locura, es un estado de lucha constante y, sin lugar a dudas, una fuente de lucro para aquellos que venden y promocionan estas creencias y productos para eliminar microorganismos de todos sitios.
Aquello de inocular emociones desagradables y fomentar el miedo al entorno ¿Os suena? pues aquí hay una buena cucharada de eso.
A medida que he ido estudiando y conociendo más sobre el sistema inmune, a medida que he ido relacionando e integrando su actividad con la del resto de sistemas, en mi cabeza se ha ido tambaleando esta realidad, y es curioso porque me empezaba a hacer preguntas como estas.
¿Pero entonces no es el patógeno el que me causa los síntomas? No, es tu propio organismo.
Si la enfermedad se debe al patógeno, ¿Por qué no se han infectado todos los que viven conmigo? Pues la respuesta está en los matices y en las inexactitudes de ambas teorías.
La verdad es que al ir viendo cosas de las que os voy a explicar empiezas a entender cómo funciona el cuerpo y como puedes ir actuando, siendo menos reactivo al ponerte enfermo. Pero voy avanzando.
Otro argumento interesante para confrontar estas sombras de la teoría del contagio es algo de lo que os estoy hablando en la serie de la vida. Que la vida no la componen las plantas, los animalitos que vemos y las personitas que andamos por ahí todas cabreadas montando en coche y usando el claxon.
La vida la componen y la dominan, tanto en número como en orden de llegada al sistema, las bacterias, los virus y el resto de microorganismos.
Como demuestran las mediciones tomadas en muestras de tejido humano, en el agua, en el aire, en la tierra… la presencia de virus y bacterias es total, Omnipresente, como Dios si eres creyente.
En todos los biomas, superficies y puntos de la corteza terrestre. Lo que os puedo asegurar es que allá donde hay un animal que puedas ver con tus ojos, hay millones de seres unicelulares. Otro dato, tienes la misma cantidad de células, al menos que de bacterias viviendo en tu cuerpo.
Años atrás se decía que teníamos 10 veces más bacterias que células, pero ahora se especula que 1,3 veces más.
En cuanto a Virus, hasta 25 veces más. Estamos en constante interacción con ellos y precisamente, en los primeros años de vida todos esos resfriados, bronquitis, gastroenteritis que tienen todas las niñas y niños, no es más que el sistema inmune aprendiendo a mediar, a controlar y a tolerar a su entorno tanto biológico como radiaciones, tóxicos, temperaturas…

El enfermar cuando estamos creciendo es una forma de calibrar nuestro organismo ante el medio, una forma de hacernos fuertes. No solo a los virus o bacterias, si no a todas las interacciones y todas las influencias que requieren de gasto de energía, de trabajo por parte de nuestro ser.
Los que tenemos niños, siempre que se pone malo, ¿Cuál es el diagnóstico? Pues hay pasa, hay pasa de un virus gastrointestinal, o que hay pasa de bronquiolitis… pues permitidme que os presente otra realidad, que no digo que sea la cierta, pero a lo mejor, de lo que hay pasa es de que muchos niños están creciendo juntos y se están adaptando al medio en el que están.
Si muchos niños se intoxican por una remesa de productos en mal estado, pues ahí sí que hay una pasa, pero ante infecciones comunes, que carecen de tratamiento, más allá de los anti-síntoma, no creo que sean los virus y las bacterias los causantes.
Sería muy interesante empezar a entender estos problemas como un peaje a pagar por estar vivos, cuidar y ayudar a los niños a que lo pasen tranquilos y que no pasa nada como para preocuparse, pasemos el proceso tranquilitos, sopitas, buenos alimentos, agua y cariño y no pasa nada.
Ya os hablé de la inflamación y cómo reaccionar ante ella, me he esperado un poco a introducir este tema y os hablaré más de la fiebre y cómo reaccionar ante ella.
Podríamos hablar de que el cuerpo del nuevo humano está haciendo una actualización a la nueva versión del software biológico. Se está poniendo al día con aquellos microbios para los que su sistema no tenía información y después se crea un registro de memoria en forma de inmunoglobuinas para poder controlar futuros contactos o proliferaciones.
Es más, no sé si ya lo hemos hablado, pero los virus no son unos entes venenosos como su nombre dice, sino simplemente son información, ARN encapsulado en forma de mensaje. Hasta qué punto su replicación intracelular y su perpetuación, lo que se considera que es una acción maligna del virus en el cuerpo, es decir, lo que sería su contagio, no es simplemente el cuerpo que usa esa información ARN para informar a otras células de que algo, en el medio nos está influenciando.
Si vamos un poquito más allá, en nuestro ADN, que podemos entenderlo como el mapa o las instrucciones que tienen todas nuestras células para trabajar en coherencia a los reclamos y las informaciones que recibe, tenemos un porcentaje muy alto de ARN viral.

Lo que os decía, a medida que he ido profundizando en el conocimiento del cuerpo y de la biología me he ido encontrando con muchas incongruencias en el discurso oficial frente a los virus y las bacterias.
Cuando piensas que virus y bacterias son la fuente de todas las enfermedades, y te llegan datos como que hay millones en una gota de agua, en un gramo de tierra o incluso en el aire que respiramos… pues la cosa no es muy lógica ¿no?
Luego viene la explicación… es que hay algunos que son buenos y otros que son malos. Buenos y malos respecto a qué, pensarlo un poco… Un virus no es un ser vivo, no tiene alma, no piensa y no tiene intencionalidad.
En sí mismo un virus es información genética con una cápsula o una membrana lipídica. No es un veneno que está ahí para matarnos, es como un mensaje en una botella, un mensaje que el medio ha dejado ahí para que nuestras células lo lean y se adapten a él.
Este hecho describe un proceso natural y fisiológico en el que cualquier ser que llega a un medio nuevo su sistema se pone a trabajar y enferma progresivamente hasta que se adapta a él.
Los cambios de agua, los cambios de alimentos, los cambios en el aire, en el suelo, en la suciedad, interacciona con nuestras mucosas, y nuestro sistema se informa ordenadamente de que algo pasa fuera, biológicamente nos vemos influenciados y reaccionamos al medio.
No es que el niño haya sido contagiado por un virus, este virus le esté intentando exterminar y hemos de hacer algo para que el virus muera y nosotros ganemos esa guerra.
No es eso, el niño o niña se relaciona con el medio, poco a poco va a ir recibiendo esa información, va a ir toxificándose y detoxificándose no solo a nivel biológico y su sistema inmune y el resto de sistemas van a hacer estas pausas con síntomas para desarrollarse, para hacer esa metamorfosis que en el bebé dará lugar a la niña y de la niña al adolescente para acabar siendo un adulto.
Aquí pueden surgir muchas resistencias y desde luego es un tema más complejo que esto, pero ya lo iré desarrollando. El caso es que ver las cosas de esta forma te calma mucho en lo que se refiere a tu concepción del entorno.

Ahora, si os parece vamos con una resistencia que es muy fácil que os aparezca, y qué pasa con la mortalidad infantil en la edad de nuestros abuelos, antes de que la medicina avanzase tanto, cuando los niños morían de disentería, de fiebre tifoidea y de otras muchas enfermedades denominadas infectocontagiosas.
Lo que pasa ahora en muchos países africanos, por ejemplo. Pues si os paráis a pensar, no es únicamente la medicina lo que ha avanzado en nuestros países en comparación a hace 100 años o en países donde sigue habiendo mortalidad infantil, hay otros factores como la mínima higiene, el tratamiento de las aguas, y sobre todo la nutrición adecuada, una mínima cantidad de alimentos y micronutrientes, y con ellos el cuerpo se encuentra en fisiología y capacitado para hacer frente a este proceso de desarrollo.
Pensarlo un poco más, en nuestro entorno hay mortalidad infantil, por desgracia, pero no es la norma, en España la tasa de mortalidad infantil es de 2.55 por cada mil habitantes, pero si superas los 5 años esa tasa se reduce casi a 0.
Esto no es por los antibióticos ni por los antiinflamatorios con los que solíamos atiborrar a los niños, por suerte cada vez menos. Sino porque el estado de salud de base es mucho más adecuado. Hay un mejor terreno.
Los niños han estado mejor nutridos y por lo tanto con un sistema que, pese a que se ponen malitos, pese a que tienen síntomas, están completamente saludables.
Y aquí enlazo con como veo esto en los adultos. En los adultos entra en juego el concepto del terreno…. Pero esto lo veremos otro día.
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, espero que haya sido de vuestro agrado, que te haya hecho pensar. Estoy a tu disposición para cualquier duda que te pueda surgir, os recuerdo las formas de contactar conmigo, tenéis en formulario de mi web, mi correo electrónico, a través de mi instagram, acuadrado83 y por whatsapp en 644138712
Muchas gracias por tu tiempo, un placer y hasta siempre.